Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un https://xanderlwox607329.wssblogs.com/38437887/por-qué-el-cabezazo-de-zidane-sigue-siendo-noticia